miércoles, 17 de septiembre de 2008

...sólo espera su propia muerte


Había ganado mil batallas, pero ya no podía más, el valiente luchador...sólo, no podía sostenerse en pie, su escudo hecho mil pedazos en el suelo por los golpes de aquel poderoso enemigo,... a penas podía mantener los ojos abiertos y lentamente empezó a caer, las fuerzas le flaqueaban y cayó de rodillas, se sentía vencido y sólo sentía una ligera y gélida brisa en la cara, no podía hacer nada, había perdido esta vez. Sin soltar la espada de la mano y mirando fijamente a su digno enemigo, cansado de luchar, solo espera su propia muerte y que en algún tiempo futuro alguien recuerde que luchó hasta el final.

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